Blogueros tecnológicos y corrección ortográfica. Mala combinación

Vivimos épocas de cambio, para bien y para mal. Durante mucho tiempo solo podíamos leer aquello que se publicaba a través de editoriales o medios de comunicación, pero llegó Internet y el texto escrito democratizó su ubicación y hoy todo el mundo puede, podemos, hacer públicos nuestros textos. Y no solo el texto escrito, claro está, pero me voy a ceñir a hablar de éste únicamente para no diversificar ideas y, tal vez, meterme en un terreno enfangado del que no sepa salir.

Por supuesto que bajo ningún concepto digo que la democratización de las publicaciones sea algo malo, todo lo contrario. El problema radica en que gentes que escriben porque tienen un teclado en vez de porque tienen algo que decir, se lanzan a publicar en la Red y cualquiera puede acceder a su texto arriesgándose a sufrir un dolor de ojos tras ver brutales agresiones contra el lenguaje.

A lo largo de mis años leyendo montones de textos, buscando información para mantener mi continuo aprendizaje, me voy encontrando con diversos tipos de gente. Unos escriben destrozando el lenguaje, simplemente porque no saben, porque no conocen su lengua materna y a penas saben diferenciar un verbo de un artículo. Escriben cosas como «haber si nos vemos más a menudo» y se quedan tan anchos. Eso sí, luego pretenden hacernos creer que su nivel de inglés está al nivel de Oxford y que son super-expertos en cualquier materia tecnológica.

Hoy leía, más bien veía porque el titular ya me ha impedido seguir leyendo, «nueva herramienta de Google para securizar contraseñas«. ¿En serio? ¿Securizar? ¿Pero eso qué es? «Securizar» no existe, por mucho que se sea un tecnófilo de pro, no tiene sentido inventarse palabras para mencionar algo que perfectamente se puede decir con el vocablo correcto. Supongo que al autor del texto, decir que «Google lanza una nueva herramienta para asegurar las contraseñas», le sabe a poco. Tal vez podría haber añadido un «aún más», pero en realidad lo que debería haber escrito es que «Google lanza una nueva versión de su gestor de contraseñas, para garantizar las seguridad de las contraseñas almacenadas», porque ni Google ha lanzado una nueva herramienta, sino una nueva versión de una ya existente, ni pretende hacer que las contraseñas sean más seguras, sino que las contraseñas que almacenemos en el gestor de contraseñas estén más seguras y fuera de todo riesgo de ser robadas. Y esto es así, porque eso es lo que escribe en el artículo (al final he acabado leyéndolo) y nada tiene que ver con lo que mal-pretende decir con el titular.

Pues esto es una minúscula muestra de lo que se puede leer por la red y que crea confusión en los contenidos, pero además demuestra que ser especialista en una materia se ve desmontado por el mal uso del lenguaje. ¿Nunca has visto un currículum con faltas de ortografía? Pues eso viene a sumarse al talento de ciertos blogueros, «gurupollas» como los definía alguien que conocí hace tiempo, que saben de todo, mucho más que los todólogos tertulianos que aparecen en los programas de TV y que tanto saben de virología y dan lecciones sobre qué vacuna debe administrar el gobierno como dan lecciones sobre ética o se convierten en analistas políticos, siempre bajo el sesgo de su propia ideología.

Y es que cosas como «remover los archivos basura» está a la orden del día en quienes saben tanto inglés que se ofuscan con su propio lenguaje, no sabiendo que en español, «remover» es «volver a mover» y no «borrar», por mucho que «remove» sí sea «borrar» en inglés. La lengua está viva, pero entre introducir nuevos vocablos para designar conceptos nuevos e inventar palabras nuevas o introducir malas traducciones del inglés para designar conceptos para los que ya existe el término correcto en español, es suplantar la propia ignorancia de quien lo hace, demostrando no conocer su propio idioma y ¿cómo puede alguien así convencernos de su dominio de la tecnología, por mucho que tenga un blog?

Author: fbno

Sarcástico, irónico y cáustico. Agnóstico, irreverente, apolítico, apátrida y ciertamente asocial. Defensor del abstencionismo reflexivo y amante de la penúltima cerveza y del Rock.