El chorreo de dinero que gastan en fotos las administraciones

Las administraciones públicas, lejos de trabajar para el beneficio del común de los mortales, son capaces de ahorrar en medidas de seguridad para trabajadores de las subcontratas de las empresas que gestionan los servicios públicos y como contrapartida, gastan sin medida en servicios que malfuncionan, pero que les permite hacerse una foto con titulares, lo que les revierte en supuestos votos.

Como ejemplo, voy a mencionar algo que, a priori, es muy interesante, pero que en la práctica es otra más de las chapuzas institucionales a las que estamos acostumbrados. Se trata de la tarjeta sanitaria virtual de la Comunidad de Madrid. A bombo y platillo, anunciaron a primeros de año que los madrileños dispondrían de una tarjeta virtual que, sin sustituir a la tarjeta convencional de plástico, permitiría llevar en móvil la tarjeta sanitaria y se podría presentar en las farmacias y en los centros de salud, sirviendo como acreditación.

El procedimiento para activar la tarjeta sanitaria consiste en ir a un centro de salud o a tu hospital de referencia y solicitar allí la activación. Ya de entrada, parece mal sistema porque si vas al centro de salud y no tienes síntomas de la covid, ni te dan los buenos días, pero hay alternativa. Puedes llamar a un número de teléfono donde te atiende un operador que te pide unos cuantos datos para verificar que eres quien dice ser. Con un poco de ingeniería social, yo les doy los datos que piden de cualquiera de los miembros del gobierno y te garantizo que, por suerte para ti y para el resto de los españoles, no pertenezco al gobierno. El procedimiento parece sesudo y elaborado según criterios de seguridad del siglo XXI, ¿a que sí?

Como contrapartida se podría haber utilizado un procedimiento mucho más simple consistente en acceder a una web y que tras pedirte el certificado digital, el DNI electrónico o un pin de acceso temporal generado por la app Cl@avePIN, te pida comprobar tus datos personales, en caso de que alguno estuviera mal, y a continuación te entregue el código de activación de la tarjeta sanitaria virtual. En total, habrían transcurrido unos segundos para completar el procedimiento, pero el procedimiento actual lleva un rato de espera a que la locución te diga todas las opciones de los trámites que puedes realizar, luego tienes que esperar a que haya un operador libre y confiar en que no te corten la comunicación si no lo hay. Después tienes que responder a unas preguntas con las que verificar que eres quien dices ser y luego… Te dicen que «en breve» recibirás el código de activación y a partir de ese momento, sin registro alguno, tu solicitud pasa a estar en un limbo burocrático que podrá ser resuelta o no.

Por otro lado, ese «en breve» es algo indefinido. Pueden ser minutos, horas, días, semanas, meses o nunca, como es mi caso. Sí, ya sé que puedo volver a llamar, iniciar el proceso, cabrearme, poner verde a la operadora que no tiene culpa de nada (o sí, quién sabe) y recibir el pin o no, pero ¿algo de todo esto le saca los colores a los que han aparecido en la foto? Para nada. Ellos seguirán a lo suyo, pasando página y preparando su siguiente foto con titular.

Y a todo eso, yo me hago ciertas preguntas:

  1. ¿Cuánto ha costado poner en marcha la tarjeta virtual?
  2. La gestión que se hace a través de los operadores, ¿es con personal contratado por la Comunidad de Madrid o es a través de una empresa gestora que subcontrata a otra empresa de teleoperadores?
  3. La adjudicación de esa empresa, de existir, ¿ha salido a concurso público?
  4. La tarjeta sanitaria virtual ¿forma parte de un plan de digitalización de la administración de la Comunidad de Madrid a largo plazo o por el contrario es una más de las ocurrencias de los gerifaltes de turno y los que vengan después desactivarán esta tarjeta y activarán la que surja de una ocurrencia suya?

¿Has vito la serie «Vota Juan»? ¿No? Pues una vez más, la realidad supera a la ficción, pero en la ficción se refleja la realidad de la más pura y dura ineptocracia que vivimos.

Author: fbno

Sarcástico, irónico y cáustico. Agnóstico, irreverente, apolítico, apátrida y ciertamente asocial. Defensor del abstencionismo reflexivo y amante de la penúltima cerveza y del Rock.