Lo logré. Ya soy 100% Facebook free

Hace unos días tomé la decisión: Mandar a la mierda a Facebook y todo sus spyware y por fin lo he logrado.

Ya hace años que había borrado mi cuenta de Facebook y fue una liberación interesante. Dejé de sentir la necesidad de contarle mi vida por fascículos a la gente y la verdad, no pasó nada. Incluso, reflexionando, me di cuenta de que le estaba contando mi vida a gente a la que no conocía de nada. Un día llega alguien, que dice llamarse Pepote, y decide seguirte. El afán por acumular seguidores y esa absurda creencia en la reciprocidad, te hace seguirle a él también y comienzas a ver fotos suyas (o eso crees) con su pareja en un viaje a no sé dónde. Con el tiempo se hace normal ver sus fotos, pero un día reaccionas y te plantea que a ti qué leches te importan las fotos de ese tío al que no conoces de nada y al que le haces likes de forma compulsiva. Ese día comienzas a eliminar gente de tu perfil (que no de tu vida, porque nunca existieron en ella) y te quedas con los cuatro amigos de verdad, a los que sí conoces, a los que puedes llamar y quedar para tomar unas cervezas. Pero es en ese justo momento, cuando te planteas que si a los cuatro que sigues les puedes llamar cuando quieras y verlos en persona, ¿para qué dejar que Facebook te envíe publicidad, haga un seguimiento exhaustivo de tus movimientos y rastree toda tu vida con sus herramientas, si puedes llamar a tus amigos (a los de verdad) y poneros al día en una agradable cena? Entonces: A la mierda Facebook. Y vas y cierras tu perfil.

Luego le llega el turno a Whatsapp. Te das cuenta de que lo único que recibes son memes (más bien memeces) y estupideces de gentes ociosas que reenvían todas las estupideces que les llegan, sin pensar que igual te están molestando, que te obligan a mirar el móvil en una reunión porque piensas que puede ser algo importante y ahí está el gatito peleándose con la madeja de lana que te envía el o la imbécil de turno. Primero empiezas a abandonar grupos, luego a ir bloqueando a los más recalcitrantes y acabas cerrando tu cuenta de Whatsapp. ¿Y sabes? No pasa nada. Los más ignorantes, los que no llegan a saber que hay alternativas a Whatsapp, esos que menos te interesan, acaban de desaparecer de tu vida, pero el resto, probablemente te los encuentras en Telegram o en Signal y si alguno no está, le explicas que existe mucha vida más allá de Whatsapp. Siempre habrá alguien que no esté receptivo al cambio y a quien no le importe ceder su vida a Facebook y en su derecho está, pero le dices eso de «fue bueno mientras duró» y a otra cosa.

Y hace unos días, le tocó el turno a Instagram. Para mi era una forma de dar a conocer mi actividad como maker, promoviendo trabajos realizados con Impresoras 3D tanto profesionalmente como las frikadas más personales y al final ¿para qué? ¿Para que lo vean los cuatro amigos de siempre y haya unos cuantos likes de desconocidos que no van a ninguna parte y que ni siquiera sirven para engordar mi ego personal (contra eso estoy vacunado)? Pues a hacer puñetas Instagram.

¿Y ahora qué?

Pues nada. Nunca me he planteado hacer de mis redes sociales un medio de vida. No doy el perfil del instagramer especialista en postureo ni me interesa influenciar en las compras de las gentes que siguen a influencers a cambio de que consuman publicidad, así que lo único que puedo decir es que seáis buenos ahí fuera y que yo me retiro a mis aposentos.

Author: fbno

Sarcástico, irónico y cáustico. Agnóstico, irreverente, apolítico, apátrida y ciertamente asocial. Defensor del abstencionismo reflexivo y amante de la penúltima cerveza y del Rock.