Se avecina una nueva especie: Los cryptoadictos

Pues sí. Por si teníamos pocas adicciones, se avecina una nueva o no tan nueva: La de los adictos a la compraventa de criptomonedas. Lo gracioso es que todos esperan retirarse en pocos años y vivir de sus ganancias, pero pocos llegan a entender que se están convirtiendo en adictos a su actividad y que con sus escasos recursos de mileuristas, lo más que van a conseguir es juntarse con cuatro amiguetes en un bar mientras miran sus móviles sin llegar a socializar en ningún momento.

Voy a intentar explicarme con cierta calma. En sus mentes están los cuatro personajes que salen en programas de moda y que tras invertir una interesante cantidad de dinero en criptomonedas, han conseguido dar el pelotazo y obtener beneficios millonarios. La clave está en que ninguno de estos ha invertido centenares de euros, ni siquiera miles, sino decenas de miles y muchas. Por otro lado, los pelotazos son cada vez más complejos y difíciles de conseguir y tal como está el mercado en estos momentos, los pelotazos se consiguen a muy largo plazo.

Hace unos días, en un programa de televisión hablaban precisamente de esto. Mostraban a un señor que se ha hecho millonario tras invertir en criptomonedas, pero lo que no explicaban, aunque sí lo dejaban entrever, es que no partió de unos cuantos miles de euros, sino de una cantidad mucho mayor. Como contrapartida entrevistaban a unos cuantos chavales que hablaban de su interés por conseguir retirarse pronto y vivir de las ganancias que les dejen sus inversiones en criptomonedas. Se les veía muy puestos en la materia, con sus móviles a todas horas analizando el mercado, con sus portátiles mostrando gráficas con la evolución de los precios, con sus múltiples chats de Whatsapp en los que reciben noticias y a la hora de hablar de cuál era su inversión, más o menos decían todos que andaba por unos dos mil euros. Recuerdo que hace unos años tenía relación con una persona que trabajaba en el equipo de seguridad de un conocido banquero y que un día le preguntó sobre en qué podría invertir unos seis mil euros que tenía ahorrados. El banquero le contestó que mejor se lo gastara en cervezas, que le aprovecharían más que los cien euros en diez años, en el mejor de los casos, que le podría sacar de rentabilidad a esa escasa cantidad de dinero.

Pues bien. Si tuviste la suerte de poder comprar treinta mil euros de Bitcoin cuando estaba a trescientos euros y aguantaste hasta que subió hasta los cincuenta mil euros, hoy serías millonario, pero ¿quién sabía en aquel momento que el Bitcoin llegaría a tener ese precio? Los más, vendieron cuando se les llenaban los ojos de ceros y acabaron con unos cuantos euros de beneficio y los que se hicieron ricos, son los que invirtieron una gran cantidad de euros y pudieron y supieron esperar hasta el momento adecuado. Luego están los que compraron a un precio alto, creyendo que la subida sería una constante y acabaron perdiendo toda o buena parte de su inversión cuando la bajada de precio fue la tónica general.

Pero la cuestión de la que quiero hablar es sobre esa gran cantidad de personas, milenial en su mayoría, y ya adictas al móvil y a la tecnología, que ahora pueden sumar una nueva adicción. La volatilidad de las criptomonedas hace que en minutos el precio de una moneda suba o baje de forma desorbitada y eso les lleva a estar permanentemente conectados a webs que muestran la evolución del mercado en tiempo real y tiempo real, significa día y noche. Claro, es cierto que en una noche en la que «desperdicias tu tiempo durmiendo», puedes perder toda tu inversión si no estás pendiente de la evolución del precio de tu moneda. De ahí que tengan que estar siempre alertas a ver qué se dice en foros, qué se comenta en Twitter o en el canal de Telegram sobre cómo están evolucionando las cryptos en las que tan inteligentemente tienen diversificados sus dineros. Y esta necesidad de controlarlo todo, acrecenta su adicción y se potencia con el estrés que supone el ver cómo sube o baja su inversión, sin ser conscientes de que no hablan de millones de euros, sino de dos mil, en el mejor de los casos. Que sí, que para ellos es mucho y nadie duda de su esfuerzo, pero que no les vendría mal darse una buena ducha de realidad.

Una cosa está clara, y es que se trata de un sector muy interesante y muy atractivo. Es un sector que rompe con los cánones habituales del inversor. Hasta el momento, alguien que invertía en bolsa compraba un paquete de acciones y buscaba el momento más propicio para vender. El mercado evolucionaba en función de parámetros que podían verse venir por acciones o decisiones de las directivas de las empresas o por la mucha o poca demanda de los productos de estas y eran parámetros que generaban tendencias al alza o la baja que se veían venir y te permitían reaccionar. En cambio, las criptomonedas son imprevisibles o al menos desde el punto de vista de alguien no experto como yo. De pronto Elon Musk dice que se podrán comprar sus Tesla con Bitcoin y el Bitcoin se dispara y comienza a subir su cotización, pero dos días después dice que ha cambiado de opinión y el Bitcoin cae por los suelos. ¿Y por qué? Si tú lo sabes, explícamelo, porque yo no le encuentro la relación. Puedo entender que el Bitcoin baje de precio si resulta que China dice que prohibirá el minado de monedas y el uso de criptomonedas en determinadas operaciones, como ha sucedido hace unos días, y más teniendo en cuenta que en China están las mayores granjas de minado de Bitcoin del mundo, pero no entiendo qué sentido tiene que una empresa diga que se podrán o no comprar sus productos con determinada moneda, para que esto influya en el precio de la moneda.

Y que conste que esto y la tecnología que hay detrás de las criptomonedas es precisamente lo que me está incentivando para aprender sobre el tema. Abrir una nueva línea de estudio me resulta muy atractiva, pero lo de invertir para obtener beneficios económicos es algo que me viene grande, aunque algunos cientos de euros sí que me puedo permitir para jugar y aprender ¿Y sabes? hasta te invito a que lo hagas tú también, porque puede ser algo apasionante. Pero sin que se convierta en una adicción. ¿Vale?

Author: fbno

Sarcástico, irónico y cáustico. Agnóstico, irreverente, apolítico, apátrida y ciertamente asocial. Defensor del abstencionismo reflexivo y amante de la penúltima cerveza y del Rock.